Una fisura anal crónica puede ser un tema delicado y, a menudo, tabú, pero es crucial abordarlo con claridad y comprensión. Este trastorno, caracterizado por una pequeña ruptura o desgarro en el tejido del ano, se convierte en crónico cuando persiste más de seis semanas, trayendo consigo no solo dolor, sino también una preocupación comprensible para quien lo sufre.
Las causas de las fisuras anales son variadas, incluyendo el estrés en la zona debido a la constipación o al pasar heces particularmente duras, entre otras. Los síntomas, tales como dolor agudo durante y después de la defecación, sangrado ligero y una sensación de quemazón, son señales de alerta que no deben ignorarse.
Afortunadamente, existen tratamientos efectivos y medidas preventivas que pueden aliviar significativamente el padecimiento. En este artículo, te guiaremos a través de todo lo que debes saber sobre las fisuras anales crónicas.
¿Qué es una fisura anal crónica?
Antes de saber cómo curar las fisuras anales crónicas, vamos a contarte lo que son: una lesión en la mucosa del ano que no cicatriza por sí sola en un periodo de seis semanas o más. Es como una úlcera, situada en la parte final del canal anal, de aparición frecuente y que ocasiona grandes molestias en forma de dolor intenso pese a su pequeño tamaño [1].
Se caracteriza por un desgarro doloroso que puede provocar sangrado durante o después de la defecación, dolor persistente y una sensación de quemazón. Las causas incluyen el paso de heces duras, diarrea prolongada o enfermedades subyacentes como enfermedades inflamatorias intestinales.
El dolor producido por la formación de esta ulceración desencadena una contracción refleja de la musculatura anal, lo que impide una correcta cicatrización de la fisura y una perpetuación de esta enfermedad [1].
Causas de las fisuras anales crónicas
Explorar las causas de las fisuras anales crónicas nos sumerge en un mundo donde el estreñimiento crónico, la diarrea persistente, la enfermedad inflamatoria intestinal y el cáncer anal juegan su papel. Comprender estas condiciones no solo es fundamental para el diagnóstico, sino también para trazar un camino hacia una recuperación efectiva.
Estreñimiento crónico
El estreñimiento crónico implica dificultades en la evacuación, generando un esfuerzo excesivo que puede desencadenar fisuras anales crónicas [2]. Es importante abordar la salud digestiva como medida preventiva.
Diarrea crónica
La diarrea crónica somete a la región anal a un estrés constante, alterando la integridad de la mucosa y pudiendo facilitar el desarrollo de fisuras [2]. En este contexto, los tratamientos para fisuras anales crónicas buscan restaurar la normalidad tisular y aliviar el dolor asociado a estas lesiones.
Enfermedad inflamatoria intestinal (EII)
La EII, que incluye enfermedades como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, puede provocar inflamación crónica del tracto digestivo. Esta inflamación aumenta el riesgo de fisuras anales, debido a la alteración continua del tejido y su capacidad de regeneración [2].
Cáncer anal
El cáncer anal, aunque menos común, puede manifestarse inicialmente con síntomas similares a los de las fisuras anales, como dolor y sangrado. La presencia de un tumor en la región anal puede comprometer el tejido circundante, facilitando la aparición de fisuras [3] [4].
Síntomas de las fisuras anales crónicas
Las fisuras anales crónicas presentan síntomas distintivos que afectan de forma significativa a la calidad de vida. Entre estos, el dolor agudo al defecar es frecuentemente reportado, acompañado de molestias persistentes tras la evacuación. Visualmente, puede observarse una fisura en la piel circundante al ano.
Además, es común el hallazgo de sangre en las heces, lo cual no solo indica la presencia de la lesión sino también la necesidad de atención médica para prevenir complicaciones y facilitar la curación.
Fisura visible en la piel alrededor del ano
Una señal distintiva de las fisuras anales crónicas es la presencia de una fisura o desgarro visible en la piel que rodea el ano. Este rasgo facilita el diagnóstico, siendo un claro indicativo de la condición.
Dolor al defecar
El acto de defecar puede convertirse en una experiencia extremadamente dolorosa para quienes sufren de fisuras anales crónicas. Este dolor agudo es causado directamente por el paso de las heces a través de la zona lesionada.
Dolor post-evacuación
Además del dolor durante la defecación, es común experimentar un dolor persistente después de evacuar. Este malestar puede durar varias horas, afectando significativamente la calidad de vida del paciente.
Heces con sangre
La aparición de sangre en las heces puede ser un síntoma alarmante. Si bien es característico de las fisuras anales, es importante no confundirlo con hemorroides sangrantes, otra condición que requiere evaluación y tratamiento específico. Para ello, acude siempre a tu médico para un diagnóstico preciso.
REFERENCIAS
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- Baixauli. J. Fisura anal. Clínica Universidad de Navarra. https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/fisura-anal
- Lindsey I., Jones OM, Cunningham C., Mortensen NJ Fisura anal crónica. H. J. Surg. 2004; 91: 270–279.
- Nordenvall C., Nyrén O., Ye W. Riesgo elevado de carcinoma de células escamosas anales asociado con lesiones anales inflamatorias benignas. Intestino. 2006; 55: 703–707.
- Lesiones anales benignas y riesgo de cáncer anal. N Inglés J Med. 1994; 331: 300–302.